viernes, 29 de mayo de 2009

Sobre plurales académicos

Naturaleza muerta con vela encendida, 1627, Pieter Claesz, Mauritshus, Den Haag


Los “currículos”, “currículums”, “currícula”, y otros por el estilo, ya no nos sirven para ejemplificar en el ámbito cotidiano los problemas con los extranjerismos; sobre todo, desde que se ha decidido acabar con el latín. Ahora nos surgen dudas de todo tipo con respecto a los anglicismos, puesto que este idioma es el que copa todo el mercado de la informática y la comunicación. ¿Qué hacer con los plurales? Esta es la cuestión. ¿Es que las “páginas web” deberían ser “páginas webes”, o aún peor “webas”. Si compramos un bloc de notas, al pedir varios, deberemos decir “bloques de notas”, ¿y aún creen que el que nos atienda lo entenderá? Peor todavía si pedimos los famosos bolígrafos rotring, porque sería algo parecido a “¿me da unos rontringues?”, o tal vez “¿me da unos rotringos? Si bien, comprendo que estas últimas peticiones el vendedor podría entenderlas por casualidad. ¡Torres más altas han caído!
Pasando por los plurales y la manía de la academia de adaptarlo masivamente al español, convengo en que tampoco hay que defender a aquellos que, intentando mantener un vocablo tal y como es, pronuncian la “s” a la inglesa, es decir, sin vocal. Buenos ejemplos son los ya expuestos: “rotrings”, “blocs” o “webs”; cosa que para un español que no sepa idiomas es bastante complicada.
Con respecto a los idiomas, citaré aquí la extraña tendencia que tienen algunos de abogar a favor del latín en detrimento de lenguas más modernas como el francés, el italiano o, incluso, el inglés. Sobre este último, concluiré diciendo que parece para algunos menos defendible que los demás, sobre todo debido a la excesiva influencia que recibimos de él. Si se respeta el latín “currícula” que no es connatural al español, puesto que una “a” nunca indicará plural en nuestro idioma, ¿por qué en sports, rotrings, smokings, etc, no se mantiene una “s” que sí lleva nuestro plural? ¿Es esto discriminación positiva? ¿O es que los que hablan y escriben en latín son mejores que los que chapurreamos inglés, francés e italiano? No debería hacerse excepción con la lengua, eso está claro.
Para solucionar un poco todo este panorama caótico, considero que sería positivo determinar unas normas válidas para la generalidad de palabras que no se han adaptado todavía al español y algunas que difícilmente lo harán. Hace muchos años que se inventó el marketing, el zapping, el lifting y yo no intuido visos de que haya una posible conciliación con la gramática española, al menos de este modo se me antoja a mí; tal vez los “marquetin”, “zapin” y “liftin” tengan la solución; aunque el problema vendrá cuando usemos un plural inexistente: ¿”marquetines”? ¿”zapines”? ¿”liftines”? (Acerca de está última palabra debo afirmar que sí he oído “líftines”, cosa que no se si es muy correcta).
Los lingüistas defienden una gran variedad de plurales que consideran correctos, es cierto, lo malo llega cuando sale a la calle ese academicismo y se trata de poner en práctica las normas y usos que estos intelectuales nos han dictado. Si bien debo exponer aquí que soy filología española, me doy cuenta de que no todos somos filólogos ni entendemos de usos lingüísticos. ¿Creen ustedes que un pescadero sabe que el plural en latín, porque es un neutro, se formaba con “a”? O incluso gente más ilustrada, proveniente de informática, economía, y ciencias, a los que les es muy común los harwards, cds, cd-roms, rentings, leasings, y otros, entenderían que se le cambiaran éstos por “jarguares”, “cedés”, “cederomes”, “rentingues”, “lisingues”. No me imagino a nadie tan gracioso para pedir en un banco unos “lisingues” para los coches de su empresa ni nada parecido, ni tampoco para saberse de memoria qué normas se utilizan con cada palabra, ya que he observado que lo propuesto por los académicos no es nada homogéneo.
La consecuencia fundamental de todo este barullo es que no hay una acuerdo claro sobre cómo debemos pronunciar y escribir las palabras extranjeras, y que al final de todo, si no hay medios disponibles para no corromper nuestra lengua, ésta deberá ceder a la contaminación que ya se está produciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario