miércoles, 27 de mayo de 2009

Necesitamos un cambio en el arte actual

La variedad de medios, la existencia de Internet, la multitud interminable de nuevas editoriales y páginas web que permiten publicar a todo o casi todo el mundo, deberían ayudarnos a reflexionar, a pensar si no somos demasiado individuales, si algo falla en esta sociedad en la que hay tan pocas oportunidades verdaderas para los artistas. Nos damos cuenta de que cada vez hay más posibilidades de darse a conocer al público en general y, sin embargo, esto no sucede, o si sucede tiene poca repercusión social. Algunos escritores pasan toda su vida esperando la ocasión que nunca les llega (porque realmente tienen clase y se merecen esta circunstancia); otros, con calidad o sin ella, entregan su dinero a una editorial de tercera que termina estafándolos o dejándolos simplemente con los libros en las manos. Desde 100 a 3.000 euros, o incluso un millón de las antiguas pesetas, invierten en una causa que desde un principio está destinada a fracasar. Además de éstas, podemos mencionar la publicidad engañosa o fraudulenta de algunos pequeños o grandes lugares destinados a la literatura, y que ofrece premios que no existen, que ya han sido dados de antemano a algún escritor amigo, o que solo sirven de “camelo” para que la gente gaste dinero o para vender algo. Junto a éste se encuentra también el hecho de que nos presentamos miles y miles de personas a los certámenes, de que el jurado son personas y tienen su propio gusto, esto es, que, si es un jurado vanguardista, premiará a un autor moderno, y si es uno clásico, éste sin duda será el premiado; a mí también me sucede a menudo que desprecio obras que no van con mis gustos, pero no por estar mal escritas, sino porque simplemente no me gustan.
Un mercado saturado, cruel, injusto y dudoso tiene la culpa de que cada vez sea más difícil llegar al éxito y al reconocimiento público; y considero que aún nos falta una palanca (quizá como la de Arquímedes) que impulse todo esto de algún modo; aunque no sabemos cuándo y quién lo moverá.
Me duele el hecho de que todo está así no sólo para mí, sino para muchos otros artistas de toda clase. A menudo reviso las páginas web (que muestran una realidad alejada de la que ofrecen los medios de comunicación) y me da verdadera lástima ver el panorama que hay. De verdad, afirmo que abundan las páginas con gente que merece la pena; no sólo en la literatura, sino en la fotografía, arte, cultura en general. Conozco páginas de pintores de una capacidad impresionante y que únicamente se dan a conocer por Internet, jóvenes que han estudiado bellas artes, que han estado en talleres, en galerías. Pero, si todo esto nos parece mal, ¡imaginaos el “placer” que produce ver al típico famoso haciendo de pintor en sus ratos libres y que tiene más éxito que estos, que han dedicado la vida a la pintura!
Yo, cuando comencé mis estudios, reconozco que no sabía cómo estaba la cosa; el problema empezó en el mismo momento en que me presenté al primer concurso para dar a conocer mi obra.
Me irrita que haya tanta manipulación, pero es así.
Considero que, aunque no pueda hacer nada, mi opinión valdrá para algo ¿digo yo?

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