miércoles, 27 de mayo de 2009

Sobre la literatura actual

Habiendo contemplado lo que he contemplado durante años: esta sociedad actual en la que la literatura y el arte en general va decayendo y decayendo frente al burdo dinero, no me queda más que mencionar las Coplas de Jorque Manrique y preguntarme: ¿Qué se hicieron…
Mucho dinero y poca calidad; muchos robos, plagios y atropellos, además de gente maleducada y mentirosa que se dedica a vivir a costa de los demás. Un aplauso para aquellos que roban a mansalva; otro, para los que los apoyan. ¡Y que debe ver esto con mis propios ojos! ¡Gente que tiene más oportunidades que el resto se dedica a aplastar y arrebatar la ilusión de los demás! ¿Y quién promueve todo esto? ¿O es cuestión individual?
Mis años van pasando y veo un mundo cada vez más perdido. Miro, no obstante, con mirada benevolente, pero a veces desearía cerrar los ojos para siempre.
La gente que me rodea dicen que no saben qué ocurre: qué pasa con las editoriales, qué pasa con la cultura en general, por qué habiendo tantísima gente, se hace menos por ella. Algunos caemos en el pozo de la desesperación. No sabemos qué hacer y nos equivocamos de camino. Pero nunca hay que tomar el sendero de lo fácil, sino el más costoso, porque todo lo que consigamos gracias a nuestro esfuerzo tendrá un valor incalculable.
Hay personas que dicen, sin saber, que las ventas es lo único que importa en la literatura, que entre más calidad tengas, más fácil te será publicar; no es así en absoluto. He visto cómo individuos sin calidad alguna se han alzado por encima de gente con más valía, ya por amistades, ya por simpatías; he visto escritores con calidad excepcional relegados de este maldito mundo, en el que nos movemos los literatos, mientras que otros de una pésima narración y estilo que se denominan “bestsellers” o algo parecido, se levantan sobre la pesarosa espalda de los que hemos creído toda nuestra vida en Garcilaso, Cervantes, Aldana, etc.
En este país en el que vivimos hay de todo: desde el más sublime escritor, hasta el más maniqueísta y rastrero. Nadie puede afirmar nada, pero las cosas están cómo están. Nadie tiene la culpa, aunque la tenemos todos: unos por callarse y otros por colaborar.
A mí no me regalan las cosas: eso es una falacia enorme. ¡Pocos libros he visto publicados con mi nombre! ¿Dónde están mis poesías y mis novelas? ¿Dónde los cuantiosos e innumerables premios con que se ha galardonado mi estima? Años enteros de oscura humillación son el único premio que me he merecido, ¡y aun dicen que soy afortunada! Ahora que he decidido dar un nuevo rumbo literario a mi vida, a este “infierno” si es que puede llamársele así, espero que al menos se me deje comunicar lo que pienso al público en general, y no se digan más mentiras. ¡A mí no me han regalado nada!
La existencia de escritores que aparecen por ahí, de calidad ínfima y que tanto protegen las editoriales, es una razón más para reclamar justicia. Éstos, que falsamente se pueden denominar literatos, se dedican a copiar obras ajenas; viven como parásitos de los que verdaderamente aman la literatura.
Pero no deseo continuar; todos tenemos ojos para verlo. No soy yo quién para arreglar el asunto, puesto que ni tengo medios ni me está permitido. La última vez que intenté dar mi opinión a conocer fue una pérdida de tiempo.
Esto es sólo una opinión personal. Nadie debe tenerlo en cuenta. De todos modos, aquí queda.

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